10 dic 2014

Segundo Miércoles







Evangelio según San Mateo 11,28-30.
Jesús tomó la palabra y dijo:
"Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré.
Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio.
Porque mi yugo es suave y mi carga liviana."



Fragmentos de: “El Secreto, Caminos de felicidad y vida plena” de Stefano Cartabia, OMI 

Jesús es un abismo de Luz. Hay que cerrar los ojos para no despeñarse.

La libertad en Jesús es la capacidad de vivir el amor en toda su autenticidad, más allá y asumiendo los condicionamientos y los límites. Es la capacidad de saber ver las cosas así como son. Jesús es aquel que vio como están las cosas, vio la realidad, vio que en el fondo todo es amor, vio que Dios es la raíz y el sostén de todo. Jesús supo ver en profundidad la realidad y eso lo hizo libre, así como su profunda libertad le permitió ver: ver para ser libre y ser libre para ver. Es la valentía de quien busca la verdad. Es su certeza que la palabra última y definitiva de Dios es una palabra de vida y de amor.

“Jesús pasó haciendo el bien” resumen los hechos de los apóstoles, no sólo sus últimos momentos de vida nos muestran la entrega de Jesús, sino toda su vida.

Jesús es lo que acontece cuando Dios habla sin obstáculos en un hombre.

Tan humano sólo Dios.

La humanidad de Jesús nos muestra al Padre: su forma de vivir, de pensar, de actuar, de sufrir, de morir.

Entrando en relación con Él lo conocemos y vamos descubriendo a Dios, el Padre.






LEs dejamos una canción de Eduardo Meana para acompañarlo en el camino de hoy...


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